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Realizaron obras de embellecimiento en el Parque Anchorena

Realizaron obras de embellecimiento en el Parque Anchorena

Se trabajó, principalmente, en el monumento a los primeros pobladores de la ciudad y el arco de ingreso.

monumento parque anchorena

Operarios municipales y letristas estuvieron durante la tarde este miércoles realizando tareas  de recuperación, mejoras y embellecimiento del monumento a los primeros pobladores de la ciudad.
 
Se reacondicionó la pintura y se resaltaron las letras y cordones que lo rodean, además de la limpieza de las figuras principales.
 
El monumento se erigió en 1957 con motivo del cincuentenario de la ciudad. Junto con el reloj de San Martín y Sarmiento son las piezas principales que dejó aquel festejo.
 
Según las crónicas de ese año, la idea era instalarlo camino a Las Armas pero se eligió el Parque Anchorena por cuestiones técnicas para su armado.
 
La obra fue proyectada por Oscar Bianchi, a pedido de la municipalidad, y ese año también hubo trabajos de mejoras en la parquización del espacio verde a cargo del paisajista Hugo Pitzer.
 
Las tareas para terminarlo en tiempo y forma comenzaron en septiembre del 57 y se le colocaron placas recordatorias de bronce de instituciones intermedias y colectividades.
 
De hecho, cada una de las figuras blancas que lo adornan representan a las colectividades principales que hicieron base en nuestro partido.
 
El día del acto (8/12/57) se realizó su bendición y el presidente de la Comisión del Cincuentenario, el escribano Alfredo Ricci, dio un discurso en donde hizo una reseña de nuestros orígenes, de la obra de gauchos y extranjeros, y del porvenir. 7
 
La banda de la Escuela Antiaérea de Mar Del Plata, con más de 160 integrantes, interpretó canciones patrias mientras se descubría la estructura.
 
El presidente de la comisión dijo que muchos hombres llegaron a este rincón sólo con su espíritu ambicioso y su pulso firme para el hacha, el lazo o la mancera. La naturaleza pródiga pedía tan sólo espacio y tiempo. Habló de gauchos y extranjeros que sofrenaron sus galopes torrenciales sin rumbo para poner la libertad al servicio del trabajo. Ubicó a esta generación del cincuentenario como los hijos, que tenemos una tradición ancestral que mantener y un honroso deber para cumplir. Dueños de nuestro destino pero guardianes celosos de los derechos ajenos, estamos pasando por épocas  de radicación, de fundación de pueblos y de fundición de razas en un mismo crisol.