Otra mirada sobre el Holocausto
El film de Tomas Lipgot se proyecta hoy y mañana, a partir de las 21, en la Casa de la Cultura.
- 07.05.2013
- Cultura, Turismo y Educación
En el marco de la continuidad del cine en Madariaga, el Espacio INCAA presenta El árbol de la muralla, producción nacional que tiene como eje a Jack Fuchs, sobreviviente de Auschwitz y que perdiera a toda su familia en el campo de concentración.
A continuación, la crítica publicada por el sitio www. otroscines.com:
“…El procedimiento narrativo de Lipgot es tan austero como el que usa para establecer la universalidad del caso: una entrevista informal, algunas apariciones de amigos, familiares y especialistas de la salud, material de archivo (clases en universidades, programas de televisión y un registro de video del propio Fuchs al regresar a Lodz, su ciudad natal), tres o cuatro secuencias animadas y algunos planos generales, discretos pero precisos, sobre el campo de concentración en el que Fuchs pasó parte de su vida y (no) vio morir a su padre y sus hermanos.
El testimonio oral es fundamental porque quien habla ha vivido lo que cuenta; se trata de una conjura verbal del olvido frente a una experiencia colectiva que, a pesar de haber sido representada una y otra vez, se resiste a la simbolización y a una justa representación. Fuchs insiste una y otra vez sobre lo irreal e ilógico de aquel momento, y alguien dirá que fue “demasiada realidad”. La experiencia de un campo de concentración es el encuentro con lo ominoso y lo siniestro bajo una expresión y organización racionales, una constatación inasimilable, dolorosa, perversa.
De ahí el imperativo constante en todos los sobrevivientes de hablar y escribir. Un plano sobre la repisa de la casa de Fuchs permite ver no sólo Tiempo de recordar y Dilemas de la memoria, dos libros del propio Fuchs, sino otros clásicos de la materia como El hombre doliente de Viktor Frankl y Los hundidos y los salvados de Primo Levi. La insistencia en la palabra escrita y oral no sólo alude a una tradición religiosa donde la palabra es central para transmitir una fe a través de la pregunta como método de indagación teológica; aquí más bien es un indicativo de algo impensable, y por tanto innombrable. “Dios dijo que sea la luz… Y se hizo la luz. Quiere decir que primero vino la palabra. Pero en la Shoah no vino primero la palabra. Fue de hecho. Y después se preguntó qué fue”, dice Fuchs en el preámbulo del filme.
Las películas de Lipgot suelen girar en torno a un personaje: un cineasta libertario, un músico heterodoxo y aquí un portador excepcional de la memoria del siglo XX. Pero hay algo en su cuarta película que excede a la singularidad de los personajes de sus filmes anteriores, y eso implica una responsabilidad mayor para el cineasta. Y Lipgot encuentra la altura y el modo para que Fuchs sintetice con su presencia el misterio de la persistencia y la voluntad de vivir. Memoria sin resentimiento, justicia sin venganza: Fuchs habla desde una zona de experiencia inconmensurable. En su discurso, el “no matarás” trasciende la palabra inscripta en la piedra…”
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