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Mercedes Gallo: “Son más las alegrías que los sinsabores”
Día de la Enfermera

Mercedes Gallo: “Son más las alegrías que los sinsabores”

Una de las enfermeras con mayor antigüedad en el staff del Hospital Municipal, en su día, cuenta experiencias y proyectos de cara al futuro.

Mercedes Gallo - enfermera de general juan madariaga

Al entrar al Hospital Municipal Ana Rosa Schlieper de Martínez Guerrero es muy común escuchar las frases: “Pensar que tuve en brazo y eras así de chiquito” o “como llorabas cuando había que vacunarte”. Bueno,  esas mujeres son las enfermeras y, a pesar que nuestras caras vayan envejeciendo, nuestros cuerpos vayan creciendo y ni siquiera las recordemos, ellas nos miran  y enseguida saben nuestro apellido y quienes son nuestros padres. Cosas de pueblo dirá más de uno y vaya si Madariaga tiene de eso.
 
División Prensa fue hasta el centro asistencial local que tiene más de 90 años de historia y que guarda en sus paredes distintas anécdotas. Hoy, por el día de enfermera, buscamos escuchar a alguien que pueda cautivarnos con su trayectoria. Indagamos nombres y encontramos a Mercedes Gallo. No hace falta decir a que se dedica. Tiene 21 años trabajando para el municipio y casi 37 de enfermera.
 
Nos habla que siempre, desde muy chica, soñó llegar a esta profesión. “Fui auxiliar a los 16 años, luego completé mis estudios de secundario y puede especializarme y llegar a universitaria”, asegura; mientras habla de especializaciones y conocimientos que se fue adquiriendo con el paso del tiempo.
 
¿Cuál fue el hecho que más te marcó en esta profesión?, espeta el cronista desconociendo totalmente lo que puede provocar ese tipo de pregunta.
 
“A los pocos años de trabajar de auxiliar se murió súbitamente un bebe y después de eso me quedo mucho miedo”, contesta y agrega que este hecho sólo puede ser superado pero jamás se olvida.
 
Retoma la charla con positivismo y repite en más de una oportunidad que allí, “todos los días pasan cosas buenas”.  Y recuerda todos los partos que se suceden en cada jornada de trabajo, al tiempo que habla acerca de la importancia de que la mamá y el bebé estén siempre bien y “sanitos”. “Acá no todo es sufrimiento o lágrimas”, sostiene como respondiendo a ese pensamiento mayoritario que tiene la sociedad sobre este tipo de tareas. “En esta profesión son más las alegrías que los sinsabores” reitera en, al menos, dos oportunidades y deja a la vista que ese bienestar también lo generan las altas a pacientes que han sido operados o debieron ser operados y cuidados.
 
“El día de la enfermera es como el día de la madre, se puede festejar todos los días. Pero dejenmé saludar a mis colegas y amigas”, pide y luego suelta una catarata de ciudades como Pinamar, Mendoza, Ushuaia y Tasco (México); por lo que ahora se despierta una nueva duda ¿Por qué México?
 
Mercedes responde: “fui de intercambio gracias al Rotary Club y estuve viviendo en una casa de un médico que estaba casado con una enfermera. Todos trabajábamos en el mismo hospital”, recuerda.
 
Sobre el viaje reconoce que hasta ese entonces nunca había salido del país sola y que le fue dificultoso, para una madariaguense, moverse en un mega-aeropuerto como el Internacional de México. Por momentos tuvo algún temor pero “por suerte me fueron a buscar”, afirma.
 
“La estadía se me hizo corta. Fue sólo un mes pero me sirvió para conocer otras culturas, otras formas de trabajar y gente distinta. Todo lo que es medicación es lo mismo pero con distinto nombre. Volvería a ir”, dice.
 
Esta mujer sabe que los días de su retiro se acercan pero eso no la amilana ni la amedrenta. Sigue proyectando y ya piensa en hacer campañas de ayuda en el impenetrable chaqueño. “El día que me jubile me quiero ir a la selva de Chaco, aunque todos me dicen que primero vaya y conozca porque saben que es algo que me puede afectar. Iría en el tren Blanco o alguna iniciativa así porque debo estar relacionada a una actividad que sea como esto; no puedo desaparecer cuando sé que hay gente que necesita esta ayuda”, cuenta con esperanza mientras sueña como será esa primera incursión.
 
María Laura Brignoles también saludó a sus colegas
 
La jefa de enfermería del Hospital fue el contacto para llegar a Mercedes y aprovechó la oportunidad para enviar un reconocimiento a sus colegas en este día. Hizo hincapié en aquellas que desarrollas sus tareas  de manera privada y domiciliaria; además de sus pares que lo hacen para el estado.
 
“Es una profesión en la que debemos capacitarnos y estudiamos constantemente para eso. Nuestra función es cuidar al ser humano en sus tres aspectos: físico, psíquico y humano. El que cura y diagnostica es el médico y nosotros sólo ayudamos a que cumpla el tratamiento. Para esto hay que tener vocación y corazón porque si no nos gusta difícilmente nos salga bien”, relató.



 
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