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El propietario del Centro Cultural Sarasa se presentó nuevamente de manera agresiva, violenta y provocadora en el palacio municipal

El propietario del Centro Cultural Sarasa se presentó nuevamente de manera agresiva, violenta y provocadora en el palacio municipal

El motivo de su reclamo es que el Ejecutivo de acuerdo a la Ordenanza n°2724/21 no le permitió la realización de una bailanta en el día de ayer, ordenanza que se registró específicamente para los Espacios Culturales Independientes (ECI), donde se especifica en el ARTICULO 2° que queda prohibida la actividad de baile como actividad exclusiva y/o principal del lugar.

sarasa

A las 9 de la mañana del día de hoy el propietario del Centro Cultural Sarasa, Rafael Climente se volvió a presentar en el palacio municipal de manera agresiva, violenta y provocadora mientras decenas de personas esperaban la entrega de certificados de Ley Micaela.

El motivo de su reclamo es que el Ejecutivo de acuerdo a la Ordenanza n°2724/21 no le permitió la realización de una bailanta en el día de ayer, ordenanza que regula el funcionamiento de los Espacios Culturales Independientes (ECI) y donde se especifica en el ARTICULO 2° que queda prohibida la actividad de baile como actividad exclusiva y/o principal del lugar.

Además, días pasados desde el Ejecutivo se le entregó a Climente una habilitación provisoria (la definitiva la obtendrá cuando tenga el certificado de Bomberos de la Costa) que le permite el funcionamiento del lugar para actividades culturales y donde claramente se le informó que los bailes en Espacios Culturales están prohibidos por Ordenanza Municipal 2724/21, información que el propietario obvió al momento de organizar el evento.

Por otro lado, en el ARTÍCULO 5° se le exige a los propietarios de los Espacios Culturales que presenten en la Dirección de Cultura la memoria descriptiva de las actividades a realizar, hecho que tampoco ocurrió.

De esta manera, en una especie de actitud extorsiva el señor Climente intenta confundir o distorsionar la realidad de los hechos intentando utilizar un marco legal específico de espacio cultural con un fin exclusivamente comercial como es un lugar de baile.