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Espacio INCAA: Nueva función de "Gracias Gauchito"

Espacio INCAA: Nueva función de "Gracias Gauchito"

La proyección comenzará a las 18 horas. Entrada 50 pesos. Boletería habilitada desde las 17 horas.

Gracias Gauchito pelicula

La proyección será a las 18 horas con entrada de 50 pesos la general y de 25 para jubilados.

 

El Gauchito Gil, el Robin Hood argentino, llegó al cine en el año en el que su leyenda cumple nada menos que 140 años. El mito que generó Antonio Mamerto Gil Nuñez se extendió desde su Corrientes natal a todo el país y prácticamente no queda ruta en la que no se le haya erigido un altar de ofrendas a su memoria.

 

Como uno de los íconos del santoral profano argentino, ese en el que militaron también la todavía vigente Difunta Correa y Ceferino Namuncuráhata hasta que fue beatificado, hay innumerables historias alrededor suyo pero todas coinciden en ciertos puntos que el director Cristian Jure se basó para su película.

 

El film es apto para mayores de 16 años y la boletería de Alberti y Madariaga (Casa de la Cultura) de habilitará a las 17 horas.

 

La crítica de Diego Álvarez

Gracias Gauchito: Un western bien autóctono.

 

El “Gauchito Gil” es una figura venerada en muchos rincones de nuestro país, una figura marginal, un santo “bien de acá”. Y no solo su mitología es interesante, sino que la épica que vivió también lo es. Aquí un repaso de un film que no pasará desapercibido.

 

Como fanático del cine desde niño y, en especial, de las “películas de vaqueros” o Westerns, siempre me fascinó el héroe trágico, el desposeído, al que le quitaban todo y siempre tenía una moral para hacer el bien sin mirar a quien. Siempre de pocas palabras y la Colt lista para ser desenfundada; castigar al villano de turno para luego cabalgar hacia el horizonte del atardecer, dejando atrás ese amor que no podrá ser nunca, porque así son los héroes solitarios.

 

Siempre me fascinaron estas historias y, con el conocimiento de la vasta historia argentina, llena de bandoleros, criminales campestres y pseudo-Robin Hood, no entendía como había tan pocos exponentes de esto en cines. ¿Cómo alguien no se le ocurría contar la historia de gente venida a menos, de hombres que dieron la vida (una ficción mezclada con la realidad, quizás) en las épocas donde la ley era la del más fuerte?

 

No recuerdo caso más fascinante que el de Leonardo Favio y su “Juán Moreira (1973)”, el gaucho que le hizo frente a los poderosos y se convirtió en mártir. Pero hay más, muchos más. Y, a Dios gracias, el realizador Cristian Jure hoy decide contarnos la historia de Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como el “Gauchito Gil”, santo autóctono protector de los más pobres y desposeídos. Su figura, en forma de estampitas y altares de color rojo, puede ser divisada en numerosos caminos y rutas argentinas. Pero nadie sabe a ciencia cierta su historia. La mayoría lo tilda de cuatrero, asesino y luego, santo.

 

“Gracias Gauchito (2018)” basa su guión en el libro de Orlando Van Bredam “Colgado de los tobillos” sobre la figura del santo, y Jure nos mezcla la leyenda con la construcción del mito alrededor de su figura: La figura de “Gauchito Gil” como santo se consolida cuatro décadas después de su muerte, cuando un viejo (Héctor Silva) va por los pueblos construyendo la leyenda del santo pagano de los pobres. Mientras instala altares rojos en cantinas y caminos, va narrando la historia con la convicción de los que creen en sus milagros y con la autoridad de haber conocido en vida las hazañas de aquel Gaucho retobado, que supo cultivar justicia en tiempos de guerra.

 

Enmarcada en el siglo XIX, la vida del Gauchito estuvo signada por la tragedia: su padre muere en la guerra, su hermanita es robada y su familia es expulsada de la tierra. Con ansias de justicia se encuadra, al inicio de su juventud, en la tropa de Zalazar (el multifacético Diego Cremonesi), un guerrero astuto al servicio de las causas de turno. Pero las atrocidades de aquella banda lo obligan a escapar, convirtiéndose en un desertor condenado a la pena capital.

 

Ya Gaucho adulto y sin rumbo, el personaje interpretado por Jorge Sienra cabalga por los campos de la mesopotamia, un poco para impartir justicia y un poco por culpa de los aberrantes hechos que no pudo impedir por parte de sus compañeros de armas. Así su figura de a poco se va convirtiendo en leyenda, venerada y hasta “milagrosa”, excepto por su cruel enemigo, quien no parará hasta detenerlo y matarlo.

 

“Con la sangre de un inocente se cura a otro inocente” serán las palabras del Gauchito Gil que resonarán en la Eternidad ante un improvisado cadalso y verdugo, antes amigo.


 
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