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El azote: Un drama social situado en Bariloche

El azote: Un drama social situado en Bariloche

Hoy es domingo de cine en el Espacio INCAA de Madariaga. La proyección de este film dirigido por José Campusano será a partir de las 18 horas.

el azote

En la Casa de la Cultura se proyectará hoy “El azote” película que se ubica en Bariloche y que muestra su cara más oscura, lejos de los brillos turísticos y los paisajes de ensueño retratados hasta el cansancio. El mundo del protagonista, un asistente social que trabaja con chicos abandonados y judicializados, es el de las drogas, la violencia, la corrupción y los abusos.

 

Carlos es asistente en un centro de menores. Sus días se dividen entre su trabajo como director del lugar y una vida familiar accidentada junto a una madre postrada y a una novia con la que se llevan muy mal.

 

El hombre disipa un poco la ingratitud cotidiana con visitas esporádicas a una amante y consultas a una adivina.

 

En El azote aparece también un elemento fantástico: existe la posibilidad de que las desgracias de Carlos provengan de alguna especie de maldición que anida en su casa y que envuelve a un compañero de trabajo. El guion sugiere la presencia de un mal pero no la certifica, la caída de Carlos y de los que lo rodean se produce por obra de ellos mismos. Es que la realidad tangible de los personajes está marcada por el desastre sin necesidad de recurrir a terrores de algún otro plano: los chicos que llegan al centro lo hacen en las peores condiciones imaginables, vienen de hogares devastados y arriban tras haber sufrido maltratos de la policía.

El lugar es un oasis de contención que trata de revertir (o de demorar) la desintegración social que castiga la zona, pero el esfuerzo de los voluntarios no alcanza: los chicos se las arreglan para conseguir drogas y armas adentro del lugar con la ayuda de uno de los responsables del centro. De los altercados entre Carlos y los chicos Campusano extrae una tensión notable: los diálogos adoptan la forma de un enfrentamiento verbal que en cualquier momento puede devenir otra cosa, en cada palabra se juegan la sabiduría paternal y el tono hosco de Carlos contra la furia y el resentimiento de los chicos. Todo está siempre a punto de explotar, cada encuentro entre jóvenes, policía o parejas anuncia violencia, rencores, humillación.

 

El protagonista está atrapado en los mecanismos de un sistema corrompido: el azote del título remite menos a un mal extraterreno que a la miseria que enloquece y ciega a los habitantes del lugar. El mundo de El azote, como el de las películas del director en general, se diluye y con él lo hacen los lazos sociales más elementales. Los encuentros y los gestos de los protagonistas dejan asomar pulsiones inmemoriales que desbordan los marcos institucionales endebles que sostienen a los personajes.

Todo ocurre a una velocidad fulminante que rebasa los reflejos de Carlos y de sus compañeros del centro. Lejos de la sociología que implica el realismo, el cine de Campusano, con sus diálogos exquisitos y su registro actoral desfasado, a veces bressoniano, es una máquina de escenificar conflictos atávicos que estallan sin explicación y cuya causa se pierde en el torbellino de las acciones. No se sabe qué empuja a sus personajes al desafío, al señorío sobre otros, al envilencimiento: su cine está despojado de psicología, en cambio, la cámara captura automatismos, reflejos primitivos que se hunden en los confines de alguna memoria ancestral.

Critica de Diego Maté para el sitio: A sala llena.

 

Proyección:Domingo 8 a las 18 horas.

Casa de la Cultura: Dr. Carlos Madariaga y Alberti.

Entradas: general 30 pesos / jubilados 15 pesos.

Duración: 89 minutos.

 


 
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